Hace unos años escribí una historia en donde detallaba las cosas que no quería hacer cuando tuviera 40 años. Tuve que volver atrás para recordar lo que escribí y ver en cuántas había caído por habladora. La lista estaba basada en los comportamientos de una amiguita que me llevaba unos años; cosas en las que yo no quería caer con el paso de la edad...
Hoy cumplo 41: sheeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen ahora sí (aquella vez, tenía 34 y eso fue lo que puse). Jaja.
Creo que el balance es más positivo que negativo... o tal vez sí me he convertido en lo que dije que no quería, jaja. Me he convertido un poco en doña Lucha, sobre todo cuando duermo con la peluca húmeda y despierto cada mañana con los mismos chinos. Pero aún no me he convertido en un jilguerillo chiflador y sigue sin gustarme Franco de Vita, jeje.
Dicen que uno debe tener cuidado cuando desea algo. Yo he deseado cosas muy importantes y las he obtenido: tarde o temprano llegan. Para bien o para mal. Voy a poner dos ejemplos claros:
1. Por algún motivo, mi oído y mi olfato son muy sensibles: lo atribuyo a la migraña. El caso, es que cada madrugada me despertaba el insoportable aroma del perro haciendo del baño en el patio que da a la ventana de mi recámara. Me levantaba, recogía, lavaba y renegaba. Una vez me dijeron que la raza de mi perro vivía hasta 17 años. Sentí pena por mí: pensé 10 años más de lo mismo. Pero me equivoqué... Un día, Ed me envío un mensaje: el perro mordió el cable de la secadora y se electrocutó. Sentí horror. ¿Se quemó?, pregunté. No, se ve como dormido, dijo. Sentí pena: pobre perro. Pero después sentí paz: no más madrugadas de torturas, ni ropa mordida, ni paredes rascadas, ni nada. Es terrible, pero sentí más paz que pena.
2. Desde los 9 años tuve un periodo menstrual de abundantes 6 días. Ni un día menos. Ni por error. Un día pregunté: ¿hasta cuándo llega la menopausia? 55, dijeron. Qué horror. Sufrí hasta que hace como 15 años descubrí la copa menstrual. Una maravilla; pero con el paso de los años, la copa era insuficiente para mi abundancia. Hace unos cuatro años, descubrí el disco menstrual: la novena maravilla del mundo. Y hace dos, el disco se volvía insuficiente para mi abundancia. Un día, los 6 días se convirtieron en tres meses; tratamientos, normalidades, más meses. Una gine dijo: si no para, la solución será quitarte la matriz, sentí miedo y tristeza. Otro, dijo: no está indicado a tu edad, no te pasa nada y tendrás que vivir así. ¡¿Qué?! Ya no serían 6, sino 24/7 hasta los 55 (o antes, si es que una anemia, una hemorragia no me permitían llegar). Y entonces, tomé la decisión de ser feliz. Jaja. Aún sigo recuperándome, pero siento una tremenda paz.
Jaja, creo que son terribles ejemplos... lo que quise decir, es que el balance es positivo. Me siento tranquila, feliz y llena de paz: me parece muy bien cruzar así los cuarenta y más.
Y me parece mejor haber llegado... y lo que falte, así que ¡feliz cumpleaños a mí! :D Aún no he pensado en otro objetivo, pero sea lo que sea, lo lograré. :D